lunes, 29 de junio de 2015

Amor, cómo anochezco.

Amor, cómo anochezco. Las jaulas del jardín están cerradas, y la noche cae en ellas, y las abre. Cuánto dolor pervive en los barrotes que la penumbra visitó, cuánto adolece la tiniebla. En ese mosaico oscuro, en esa tierra que arde, quemada por el sol, el agua se evapora en sus cimientos. El agua desheló su singladura y fluyó en los arrecifes. Se fue a ver pasar las rosas y cayó entre las simas que detuvieron su fulgor. Amor, la lluvia, ¿dónde está? Se ha detenido. Me llenó la casa de corales, madreselvas, mariposas, y me puso un tendal donde mis lágrimas se secaban. Necesito que vuelvas a llover. Que me diluvies. Amor, soy todo fuego. Una llama intolerable, un caminar ígneo, una lava que destruye lo que toca y que quema las huellas a su paso. Una ceniza devastada, una madre estéril, un sexo que me invade.

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