martes, 30 de junio de 2015

Amor, me ciernen las palabras

Amor, me ciernen las palabras. Me salen como si la piel se me escamase y me doliese su fulgurar cansado, las luces con que entrego el mismo palpitar del dolor. La luna está llena y la veo oscura, latiendo en mis entrañas como un azabache envuelto en noche, tras perseguir el rastro que deja el negro corazón del silencio. Hay una hoguera donde arden los astros. El cielo vive en llamas. Todo se incendia, todo se vive entre cenizas. Salí a buscar a Prometeo para que apagase las antorchas, para que devolviese el fuego a esos dioses inclementes que nos sueñan desvalidos. Encontré un pozo donde el amor había caído, y era astuto. En sus profundidades ocultaba una bandada de cuervos, dispuestos a devorar la carroña del agua. Amor, entre las materializaciones se destruye, y como un obús que se dispara, explotan las minas y estallan las bombas que los ángeles siembran por nosotros.

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