sábado, 11 de junio de 2016

Amanecerse

En este amanecerse se recorre la piel que se te entrega. Como un sol que llueve, como una sangre que poco a poco va avanzando, se nos cruza el iris de los ojos en una mirada llena de verdad, en una mirada que aprisiona en las pupilas el corazón del otro.
Tú, mi corazón. Los campos son baldíos a tu lado. El cielo es menos azul que son tus ojos. Las flores huelen en tu cuerpo, y en tus huesos se reflejan con los tallos.
En la almohada veo cómo tu pelo cae entre mis uñas. Te lo peino, y te beso en esa piel que me concierne, que es más mía que mi misma piel y mi mismo pelo.
Entre tus ingles me abandono. Sé que siempre estarás, junto a ese rojo que el cielo es por la mañana, en esa aurora en la que creces, dentro de ese sol que me contempla desnuda entre tus brazos.
Qué reliquia mayor que un pétalo, que derramarse mayor que el beso, que unión en el alma con una lágrima que derritió el deseo.

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