Qué hay en los besos que son como umbrales descendidos, cuando tus labios se aproximan, cuando los míos se te acercan, cuando nos cruzamos la boca en nuestros cuerpos. Te lamo las ingles y la caricia más íntima se da en la boca.
Se da en la boca con un ramo de flores. Con toda esta luz que se confunde en las horas oscurecidas de la noche, cuando allá arriba corren los pétalos de los astros que transcurren en su propio transitar.
Lucho en esta arena con mi propio corazón. Desdoblo las campanas. Desciendo a los abismos, donde sé que el amor es como un ángel que cayó entre la ternura y no puede desasirse de esperar en lo invisible.
Mi Amado, qué tormenta hay allá arriba, que los rayos no me alcanzan. Soy una Sémele que mira desde lejos los resplandores del dios.
Le doy los dones a Afrodisia, que despertó de entre mis piernas. Cogió amapolas y las cubrió de semen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario