miércoles, 17 de junio de 2015

A lo largo de las piedras

A lo largo de las piedras el humo canta por los muertos. Es un humo gris, que huele a la ceniza, el humo de los crematorios, el humo que vuelve a la tierra en que nació y que no se propaga por el cielo. Es el humo de los que perdieron la vida en el camino y que el camino derrotó, donde no había lugar para el amor, o éste era pequeño y ahora el Réquiem suena contra el humo que barre por el suelo. Amor, te quiero fuera de ese humo que impide la transparencia, te quiero en mí, dentro de este amor que amalgama el deseo con la furia vital y luminosa, apasionada, de la hierba por crecer. No cruces la distancia oscura hasta el dolor, hasta ese punto en que el negro lo viste todo con su toga, con su sombrero y con un poncho que cae por la espalda, y ras del barro se construye como un Pigmalión, y se suicida. Entre mis muslos encontrarás otra negrura, la que permite el paso de la luz, la que se encarna en el rojo de mis labios, la que nace del coño y da nombre a todos los nacimientos.

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