viernes, 19 de junio de 2015

Amor, en la vida te rindes muchas veces

Amor, en la vida te rindes muchas veces. Los galápagos me visitan, vienen a buscarme y me incitan a seguir porfiando en el camino, en el amor, y en la lujuria de ese amor que me acontece. Cuando el árbol cae, otro árbol crece en su lugar. Cuando el ángel muere, sus destellos forman otro ángel, que siendo el mismo es diferente. Así la muerte nos vive cada noche cuando el sueño nos desvive, así actúa el dolor. El dolor es un plenilunio de una luna que decide suicidarse, matar las ingles donde nace el deseo de estar vivo, de amar y construir el amor con amor mismo. Amor, si se me seca el alma, si no hay lluvia que pueda atravesarme los castillos, ¿qué será de este amor que de ella se alimenta, que devora en su devenir la mirada de Dios? El aire necesita las raíces. Necesita arraigar entre sus sueños. Necesita imaginarse, y necesita lo real para no perder la perspectiva que lo incita a volar en las imágenes que quizá nunca sucedieron pero que pudieron ser posibles.

No hay comentarios:

Publicar un comentario