viernes, 26 de junio de 2015

Amor, me pesan low canastos.

Amor, me pesan los canastos. Están áridos, llenos de arena, y sin el agua que se filtre en su raigambre. Sólo llevo desierto, sólo un roce que camina junto a mí, que me desliza en una rampa sin dirección y sin motivo. Se me cayó la luna entre los pies, y era un amasijo blanco. La cogí y quise llevarla al cielo nuevamente, subiendo por la misma oscuridad que me dejaba una cuerda negra. No lo conseguí. Era monstruoso tener la luna entre las manos. Me fui al barranco y la tiré. Cayó por el acantilado y desde allí se elevó hacia su lugar, y la luna volvió al cielo y todo fue como era anteriormente, todo volvió a su orden y a su ciclo, y el amor me dijo que actué con la inocencia de un niño cuando ríe. Mi cuerpo resplandecía. Al esperarte la arena se me cayó por las fisuras, y la luna desde arriba sentía gratitud por haber vuelto al firmamento desde donde vela asesinando el regreso de aquellos que marcharon perseguidos por sus fases.

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