jueves, 25 de junio de 2015

Amor, qué cosas me trajiste

Amor, qué cosas me trajiste. Cerezas para que pusiese aros con dos esferas rojas; romero para que perfumara mis axilas y mis ingles; velas para que me iluminaran los ojos; incienso para que me prendiese y soplar en sus cenizas la muerte del mundo. Me trajiste hojas, y en la mesa me las puse, hojas llenas de rumores del aire que las mecía con las ramas, verdes y espaciados, rumores rumores de alas y de aves que se comían las cerezas que me pusiste de pendientes. Amor, me trajiste la tristeza. Me trajiste lágrimas para llorar los cementerios donde viven los crepúsculos, me trajiste aromas que traías en las manos, me trajiste el sexo nuevamente, y entre las heladuras del pasado construiste nuestra casa con el follaje de la selva. Es selva que te vive y que a través de ti habito en el deshielo. Amor, me ofreciste el mundo, el que palpita entre mis pechos, el lugar sagrado donde el hombre es masculino.

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