domingo, 28 de junio de 2015

Música

Ayer estuve cenando con Cecilia. Subimos a la terraza de su casa al fresquito, cosa muy necesaria a finales de este mes de junio. Con bien poco se puede ser feliz. Compañía grata, conversación agradable y con contenido, y la guitarra. Cecilia me cantó los tres poemas que musicó de Luna Muerta. Ahora ya no, pero la primera vez que se los oí cantar casi me caen las lágrimas. Hay una simbiosis entre palabra y música. Por eso los sonetos quedan tan hermosos. Cada vez pienso más que la poesía vive para ser cantada, para estar acompañada con música, para crear música con las palabras. En sus inicios la poesía era acompañada por música o era cantada, y creo que eso debería recuperarse. El ritmo es la esencia de la poesía.

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