viernes, 20 de mayo de 2016

La luna

La luna está en la senda, y la ensombrece con sus mares sombríos. El agua de la luna es dulce, como dulce es el sabor de tu sangre y de tu semen.
Oscurece la senda desde el cielo. La coloca más allá de los astros, sumida en la oscuridad de las estrellas que refulgen en sí mismas.
La luz no crece más allá de su propio resplandor, y se ennegrece.
En ti la luz es sol de mediodía, ese sol que alumbra los rincones más oscurecidos, más atávicos. Eres el instinto luminoso que entró en el corazón y lo convirtió en serpiente.
En los sedales caben las preguntas. Se deslizan por el agua y llegan a su fondo. Ven en las profundidades más allá del negro de las olas. Se deciden a vivir en la soledad de sus fusibles.
El amor es una molécula misteriosa que se desprende de los átomos. Es una partícula que baja desde el cielo. Es una nube donde caben las piedras y la lluvia. Es una guerra que se desata en los umbrales de todas las pacificaciones.


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