jueves, 24 de septiembre de 2015

La estrella más lejana

Amor, veo acercarse la estrella más lejana, la que se oscurece en la misma oscuridad, la que tiembla allá más lejos que la luz. Sí, la puedo ver, puedo ver cómo se ilumina el mismo amor que nos empieza.
Amor, esta luz es prístina. Inviolada. Lleva en sí siglos de soledad . Es pura, como puros son esos campos que esperan a la madre, esa Deméter que les llueva la misma luz cristalizada.
Camino del mar maldigo la sombra, y la sombra me persigue. No puede dejar de renacer. Me acompaña siempre al lado izquierdo de ese corazón que se alumbra con la cera y con la lluvia.
El deseo es esa estrella recóndita. Siempre nos subyace, y cuando llega a los alrededores su cristal es transparente. El alma transparenta la fluidez del agua. El agua se agita en los ríos de la sangre, en esos arroyos y manantiales que lo forman y que son parte de ese agua que ha caído de los cielos en memoria de la vida. Con la muerte serán más fluidos. Y en los ojos permanecerá tu belleza cuando me beba la última copa y abandone mi alma en el regazo de las noches.

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