Mi hombre, mi caracola. Mi chico guapo, mi caramelo. Me permito ser cursi, y tú me permites todas las elucubraciones. Alucino contigo, tío. Me embriagas. Me das el pozo de donde saco el agua. Me haces trenzas en el pelo, me lo acaricias desde donde estás, y yo te siento desde aquí, y lastimado.
Mi hombre, mi caracola. Mi chico guapo, mi caramelo. Por ti me esperan en la cumbre la cabra y el ciempiés. Por ti sobrevuelo el cauce oscuro de las riadas que traen consigo las palabras, las circunvalaciones de un amor que sabe de azares, de esas casualidades que embisten el calendario, esas zonas profundas que se llenan de lágrimas, esos clamores que se van andando, esos verbos que llevan en sí un ramo de madreselvas.
Las estrellas se esconden en tus ojos. Los mares las habitan. Los versos se me encienden recordando tu mirada.
Amor, las borrascas me llevan junto a ti, al lado de esa playa donde estabas, donde paseaste, y en tus huellas me dejaste con la escarcha.
No hay comentarios:
Publicar un comentario