Amor, estos paisajes son como el lunar que llevo sobre el pecho, son pequeños, como pequeña es también esta memoria que olvida recordándote.
Con este poema inicio mi silencio.
Amor, te construyo un cielo, un cielo subterráneo, en que los pájaros volarán entre las minas, un cielo de palabras y de papel donde los huevos estallarán entre los nidos.
La hojarasca del suelo será enorme en este septiembre que renace entre las nubes, en este septiembre en que nací, este otoño que prepara sus inicios en el tiempo y que transparenta las hojas ya caídas.
Amor de estrellas que vislumbran los espejos donde el sol se mira su pelo encrespado, donde el sol es tributo de sí mismo y condena su deseo.
Amor de aceras peligrosas donde el cuchillo anda desnudo, me dirás si me convierto en una iguana, una iguana con ojos de más iguana, áspera al roce y reticente al abrazo, que se resiste al beso, porque el recuerdo de ese beso se inscribe en la fuente que se secó en el olvido, que ahora busca el agua y el espejismo de ese agua en esos tus ojos que me miran tristes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario