lunes, 31 de agosto de 2015

Qué estepas tan tupidas se lleva el tiempo

Amor, qué estepas tan tupidas se lleva el tiempo y es como si no hubiesen existido. Es pronto y sé que aún están ahí, y también sé que al disiparse volverán a la nada en que nacieron, cuando se reflejaron en una distancia abrasadora, y al morir se convirtieron en puro polvo desechado.
Amor, estás aquí. Ahora mismo te enciendes en mis pechos, ahora mismo te vienes a mis ingles, y sé que me follarás una y mil veces como si en mí encontraras a tu madre, y quisieses ser Edipo y como Edipo retornar al vientre en que naciste.
En mi deseo hay un aquelarre. Transito por todos los tonos del negro. Mi sangre subsiste en las excavaciones, camina entre la oscuridad como si las profundidades me llevaran y soltasen.
Abro la puerta, abro las ventanas. Rompo los cristales, me los como, y se quedan en mí, para construir el espejo dónde ver cómo son tus ojos.
Amor, vendrá el amanecernos nuevamente. Vendrá el corazón latiendo. Se morirán las bestias, las que roen los pensamientos en instantes negros.

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