sábado, 1 de agosto de 2015

Poema de Alberto Davila Vázquez, dedicado el 31 de julio de 2015

A Teresa Domingo Catalá

Olorosa la llama devora contra mi voz;
engulle como una marea desamparada en ninguna parte
[por un beso en los márgenes
del viento.
Pura su espiga hasta la asfixia, profunda hasta golpear las
cumbres.
¿Qué toca ahora con esta violencia de torrente insacible que
culpa al delirio?
¿Es siempre contra el tiempo tanta crueldad veloz,
[tanto torbellino
enardecido?
¿Qué otra cosa debe morir además del año en los cabellos, la
[espina
en el vientre
y la justicia preñada por el vértigo?
Quizás añore su peso en la libertad de los marfiles,
quizás esté descifrando únicamente la estela errante,
esa que empieza a pecar entre bailes de lobas y termina por desear
el mismo palisandro que un faraón herido por el náufrago canalla.
Incluso tú, llama terrible, tan urgente como oleaje, como la
[metamorfosis de
lo púrpura,
eres la fúnebre liturgia, apenas el sudario de una nada
innacida,
el azar prosaico que al descifrarse burla los demás azares de la
estridencia.
Has venido hasta aquí sin huellas que alejen la farsa,
sin claves para escribir el escándalo en la cresta de los hoyos.
Tu tacto es sigiloso como el de cualquier arteria del éxtasis,
mi piel es turbia como la de cualquier genitiva y ramera
corriente de cavernas.
Pero callemos ante la vulva del camino y la posibilidad de
haber sido otros,
contradictorios, corruptos, fantasmales en las sábanas
[de la espuma y el
estiércol de las jaulas,
puesto que tal vez somos además un plagio,
ambos arrastrados por el espinazo de la usurpación, en la esbeltez
del desenfreno,
ambos juzgando el mismo sexo en los arrullos
de la alquimia,
hasta el unívoco milímetro y el pernicioso alambre.
Puesto que tal vez orgasmo y muerte sean dos variables de
un solo origen,
formas ocultas para la extinción del aullido.
No me reclames así, con esa discordia de máscaras roncas
sobre la ceniza.
No me reproches igual que si fuese un diluvio hurtado,
tu templo de cabecera, un púnico exceso de cada crisis
despedazada en la vagina.
No conseguirás aniquilarme aunque vulneres mi semen
[entre el humo
y la memoria,
aunque me tajes y me exanguines hasta el hueso.
A tientas, contra el muro, cavidad y silencio.

31-julio-2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario