martes, 29 de marzo de 2016

Qué desvíos

Amor, qué desvíos nos envuelven. Qué desembocaduras. Qué instancias se abren allá lejos, donde los semáforos se confunden, donde las señales se subvierten, y sólo quedan las palabras. Sólo las palabras que nombran el amor y lo transforman en un destino que se ahoga en su propio corazón.
Amor, la muerte espera. Toca el órgano y la música de Bach se desparrama. Es el silencio de la calma, la paz de las hogueras, el fuego santo que todo lo convierte en la ceniza sagrada del deseo.
Amor, la muerte se dibuja. La muerte es la reina de las togas, la más sabia. La serpiente de las tentaciones, la que llama a los suicidas y que, bajo el puente, traza las líneas de la luna.
Mi Amado, qué oscuridad vendrá para quedarse. Qué labios besarán mi memoria, cuando me haya ido en pos del unicornio, cuando mis huellas se borren del camino y en tus besos quede mi boca para siempre.
Mi Amado, en qué lugares de las flores vendrá otra primavera. En qué silencio de las llamas ocurrirán las hecatombes. En qué agua, y en qué tierra.

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