Amor, qué milagro se me cumple. Qué limpio me apareces, con qué premura. Qué alba te encuentra entre mis brazos.
Cómo el acento te dibuja, con el verbo ante los pies, y te beso las rodillas.
Sólo quiero estar frente a tus labios, que me beses. Que tu beso sea el máximo prodigio, todo el fluir de mi existencia.
Sólo tu amor, sólo tu corazón enardecido, sólo en mis palabras eres como un dios que se exalta con el idioma del océano.
Hay un canto en la penumbra que te crea. Por las noches un sol se oculta a la mirada de los astros. Un sol que se ilumina entre los pétalos nocturnos. Un agua que transita entre las flores más pequeñas.
Rezo por tu alma, por la mía, en una unión de ensoñaciones, en un río que fecunda el viaje umbrío de las amapolas.
Amor, qué raíces tiene el mar que no se aparta de su seno. Cómo arraigo en tu semen, y cómo tu semen dice mi nombre.
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