Amor, qué distancias poseí. Qué horas me dieron entre instantes, entre lo ocurrido en los instantes como lunas que bajaran a tus pies, como estrellas que vinieron en pos de todas esas dunas decrecidas en la arena.
En este tiempo en que lo horrible se atesora entre las tumbas, en que los cuerpos huelen al orín y al excremento, hay un deseo infinito de ser amor entre tus brazos.
Hoy llegó la primavera. Hoy amaneció el sol entre tus labios y en tu lengua se quedó la estrella submarina, la que subyace dentro del mar y lo enamora.
Amor que eres sustancia verdadera, esencia de un alma que se embarca en su pureza, amor que vienes y desvaneces en los cristales la opacidad del humo, amor que eres solitario como un cisne que quedara como único habitante de su lago.
Amor, tú, mensaje del cielo. Ángel exterminador de la materia.
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