martes, 22 de marzo de 2016

Qué línea

Amor, qué línea separa el cielo de tus ojos. Cómo se olvida enormemente que las flores no son la primavera, que el sol no es el mediodía y que la noche no son los astros que fulguran reflejándose en el océano.
Amor, todo un mar en tu mirada. Las olas suben y descienden. La espuma las cubre de blancura.
En ti, ese mar llega a oscurecerse. Tiene sombras de tristeza. Tiene bruma. Y hospitalario como es se desvanece entre los párpados como el ámbar.
La vela ya se ha consumido y el fuego sigue ardiendo. El amor a sí mismo se alimenta, y quiere llegarte y decidirte, besarte la piel en las escaramuzas de esos labios que en su búsqueda te encuentran dulcemente.
En una nieve que cae y que se posa en el silencio hay una luz maravillada: nace el deseo como esa misma nieve, como esos copos blancos, y cubre los abismos de ese blanco, y cubre las simas dolorosas, cubre las mismas lágrimas y los mismos negros del sufrimiento.

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