Amor, crecen las rosas. Las noto en la piel que me acaricias, las noto en los besos que me das, en las distancias que recorren. Son besos de dos, de espacios infinitos. Siento la caricia en los labios y cómo las derramas.
En las tetas, como si tuviera espinas, me lloras, y tu llanto traspasa mares y hemisferios. Al entregarme noto cómo la saliva se mezcla con el semen.
En las pausas vive el sueño, y en el sueño brilla la esperanza, la esperanza de que un día lloraré en la fuente de tu esperma.
Amor, qué caricia apasionada me mantiene pegadita con tu sombra. Qué zumo de amapola te daré para que te laves los pies por la mañana.
Amor, en ti respiran esas flores que muertas vagan por el cielo y se convierten en estrellas.
En ti germina el café y se alienta un deseo que abarca toda la lucidez.
En tus brazos empiezan todas las dedicaciones.
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