Amor, ves cómo se derrumba el tiempo, y despacito se acicala como una concubina, cómo cubre todo con la claridad, y en su deseo oscuro es finalidad y destino.
Hay un canto que me surge de las ingles, y de las ingles va hasta el alma, hasta esas flores que el alma reproduce en los altillos de las casas, donde se guardan secas junto al polvo que la vida acumula en los desvanes.
Amor, en este canto quisiera llegar hasta tu sombra, y bendecirla. Amor, ¿cómo puedo nombrar la oscuridad? ¿Con qué palabra puedo abrirla, para cerrarla después y que se vaya? ?¿Puedo borrar las fronteras del día y germinar la nada con el deseo absoluto de ser verbo?
Querría soslayar la muerte con mis besos, con mi cuerpo desnudo, con el corazón entretejido de silencios. Querría sembrar el cielo con los pétalos de la tierra.
Absorber el cáliz del Cristo que caminó sobre los peces, y en el mar que estalla frente a ti, construir una casa de agua que arraigue en la corriente.
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