Amor, hay una luna entre mis pechos, y en esa luna un avión que quiere prenderse de mis labios y besarme con sus puertas.
Como un avión de papel en ese vuelo pálido me encuentro con tus ojos, que tiñen de azul todo ese cielo, que palidece ante un sol moreno que calienta a pesar de su mismo pálpito en el horizonte donde se pierde el movimiento.
Amor, tengo la hermosura. Me la dieron, me entregaron un ramo con sus flores, con sus hojas verdecidas, con la blancura que derrama el delirio de los locos, en esos espacios blancos y encerrados con sus mismas devociones.
Amor, qué corto es el tiempo de la muerte, qué largas se hacen las horas en que imagino que estás, y cuando eres, viene la lluvia muchas más veces y al llover se cristaliza el agua, y es escarcha que se me deshace entre las ingles y suspira porque vuelva a llover otras más veces, para que caiga nieve entre mis muslos de tu esperma.
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