Amor, qué profunda es la caída. El anochecer viene muy pronto, cuando la tarde apenas empieza a caminar, cuando el árbol se acurruca frente al odio y las flores terminan de nacer.
En este otoño que apenas ha empezado sigue mi canto triste, siguen los versos de derrota en esta realidad que me concierne, y que concibe las hojas con amor.
Si mi amor se alza contra el mundo y contra la gravedad, contra ese Universo que te alcanza, ¿qué frutos podrán brotar de mis pechos famélicos? ¿Qué solitaria convención puede adherirse al coño que se levanta, furibundo, contra el mal?
Amor, en este octubre que vuelve a fallecer, que está muriendo, qué agonía me espera en el invierno, cuando crujan las tablas de la ley y te me mueras.
Amor normando, que riegas las plantas que amanecen, no me dejes sola con el dolor de un hemisferio. Amor de estrellas, amor de dinosaurios que, adormecidos, miran las flores en el cielo, dame un beso de buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario