Amor, ¿dónde está tu piel, que me acontece? ¿Dónde el ladrido que me guía? ¿En qué espacios se quedó la nada, que me robó tu ausencia y ya no tengo ni un pájaro en los besos que contigo te llevaste?
Amor, en los ladrillos y el cemento que los llena busco tu nombre, que se oculta. Y ocultándose me deja sola, en las puertas de algo inmenso que se llama soledad, y que se cubre con morfina.
Busco ese arlequín que me entregaste, busco ese arlequín en las baldosas, en las fábricas, en los campos que se extienden dentro de mi casa, en los trigales que están lejos, entre las flores que crecen detrás de los cristales y que beben luz, como mis ojos.
Amor, devoro el aire que transpiras, que te une a mí, como los santos, y en este correr del calendario que se apura, y no deja resquicios en el tiempo, en este calendario te prometo que el Réquiem sonará todos los días, y su tristeza y su hermosura llenarán todas mis tardes mientras espero nada sin espera, sólo viva en el deseo, sólo ausente de mí misma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario