Amor, dormito en los recuerdos. En los recuerdos que fueron y serán, los que son y los que han sido.
Los recuerdos se amalgaman y se mezclan entre los que fueron y los que querríamos que fueran, y en ese colchón nos derrumbamos cuando la madrugada nos trae sus sueños y deseos.
Entre esos sueños te pienso y me desnudo, me cae la ropa con el ansia de tu semen, con la necesidad de tus guirnaldas, las que ponen en las fiestas por la calle para adornar la carretera.
Hay un anhelo niño entre mis brazos, una entrega que se me pone en los labios y me dispone al beso, al pétalo del beso, a la flor de tus muslos, a la oscuridad de tu cuerpo.
Amor, que lindo es el lecho donde duermes, cuando se callan las flores, cuando se anuncia el misterio que es sólo enigma en la tierra, cuando la mañana trina en los árboles y el alba anuncia la venida de Dios en el cordero. Cuando la tarde oscurece y ahora, con esta tiniebla caída en los pisos, la luz derrotada se inmiscuye en las lámparas eléctricas.
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