Amor, abril abrió sus rosas, llenó sus dedaleras. Se cubrirá después con amapolas.
Amor, yo me cubro con estrellas, las que me alumbran entre una oscuridad amanecida con un cielo de plomo y añilado, con un cielo blanquecino donde el alba difumina los claros de la luna.
Mi Amado, serás mi señuelo, el ciervo que Artemisa arrebató, y en mis entrañas, devoraré tu piel y tu mirada, tus ojos y tus labios, y me comeré la misma agua de tus besos.
Amor que eres en mí, que desnudas tus pies y que te huelen al camino, a tierra, a barro, a ala de ángel que bajó por la luminaria de la noche y se quedó a atravesarse entre los límites del día.
Mi corazón. Mi alma entera, blanca, luminosa. Mi alma que duerme entre tus brazos. Mi alma que respira el hálito de tus corazones. Los soles que nos llevan de la mano al alumbramiento de la sal, y nos perdonan.
Amor, te di mis pechos, te di la sangre de mis pechos, su silencio, el tambor silente de sus pasos, los rumores de la dicha, el alegre trote de una esencia que es en ti, y te sobrevive.
Descubrí ayer tus poemas, y me encantan. Todos los que he leído son preciosos y rezuman autenticidad. No soy muy dada a la poesía, de hecho, suelo preferir leer prosa, pero imagino que como tu poesía es hermosa, pero sin artificios, y está hecha de alma y de carne, conecta con esa parte de mí que anhela la belleza y lo genuino. Sigue escribiendo, vales mucho.
ResponderEliminarMónica, muchísimas gracias. Me ha encantado tu comentario. Gracias por decir que mi poesía es hermosa, que rezuma autenticidad, sin artificios, hecha de alma y carne - por lo menos así lo intento -. Yo también era lectora de prosa, y empecé a leer poesía cuando me inicié como poeta, hace unos quince años. La poesía artificiosa no suele gustarme. Hasta hoy no he visto tu comentario y no sé si te llegará mi respuesta. Espero que sí. Es el primer comentario que me hace alguien en el blog y la verdad, te lo agradezco muchísimo. Un beso muy fuerte, Mónica.
ResponderEliminar