Amor, qué silencio me transcurre. Me vibran las alas que el vencejo se olvidó, cuando el amanecer llegó para quedarse como un gorrión atolondrado.
En las espaldas del tiempo ocurrían los desastres. Se sucedían como amapolas desfloradas.
Entre tus labios encontré el amor, el que crearon mis palabras, y fui nuevamente la que soy, en la esencia que me diste.
En ese espejo, en ese mirar insomne, me entregaste el idioma de los sueños, la ofrenda de tus párpados.
En los lugares sagrados bendije los amuletos. Los llevé a aquellas aguas donde el Cristo caminó, y me mojé con aquellos besos que me llevé para inundarme.
Amor, en ti pronuncio las flores. En ti sostienen la mirada. En ti el semen me anegó en vísperas de una luna que estalló en sus mares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario