En este cielo que estremece mi llamada, con este azul que se extiende por los mismos riscos del amor, hay una colina para ti, para que abreves el alma y te descanses, para que en mis ingles encuentres una luz que resplandece.
Con este corazón te amo, y en esta mi memoria te pierdes por la inmensa profundidad de los océanos buscando ese mar que es para ti.
Entre mis piernas, ese mar. En el fondo hay unas flores que enterré en mi sangre, y en ella derramaron su perfume, en ella conquistaron todos los soles que amanecieron en mis labios.
Amor, que te sucedes en las lindes en que nadie ve, en esas invisibilidades propias de un dios enternecido, mira si en mis ojos se despierta ese mismo cielo que vi en tu mirada y que arrasó con mis lugares santos.
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