Amanece en Tarragona. Poco a poco la oscuridad va cediendo paso nuevamente al alba. Ya no tengo prisa para las cosas literarias. Al contrario, me siento muy tranquila. Ya se verá todo, ya llegará lo que tenga que llegar. Sé que soy una poeta mística y visionaria que nació en una época equivocada, pero también sé que el paradigma materialista y racional que nos invade no es eterno. Pasará, como todos los paradigmas. Tengo temas pendientes por concretar pero no me suponen la más mínima intranquilidad y si un aliento, un aroma de esperanza. Pero si no salen, no me va a suponer ningún disgusto más allá de la frustración momentánea. Al contrario, busco y busco más salidas, sabiendo que colocar algo es realmente difícil. Estoy centrada en la lectura y sobre todo en la escritura y aspiro a hacerlo bien, y eso supone mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucha autoexigencia.
Estoy viviendo un momento pletórico de escritura y no sólo de los poemas, que también. Cada vez me siento más escritora. Cada vez mi identidad se va concretando más en el hecho de escribir.
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