Amor, en estos días quisiera ser la sombra de tu sombra, y como tu sombra estar contigo, amanecerte, llenarte con las flores que me nacen, que mis lágrimas evitaran que llorases, que mis deseos llegaran a tu puerta, la entreabriesen, y llenasen tu nombre con los nombres del amor.
Si yo fuese una lágrima resbalaría por tu piel y acabaría entre tus labios. Y si fuera un espejismo volvería al reino del que la imagen salió, regresaría al útero del mundo. Desde allí te envolvería, y entre lunas, mi cuerpo sería tu almohada.
Amor, eres sangre que empieza a recorrerse en el destino, y yo iré desnuda junto a ti. Me quitaré las bragas de los miedos, y el sujetador de la amenaza. Seré toda amor, como siempre he sido desde que vi en tus ojos mi mirada.
Mis noches son mis sueños. Mis sueños son el alba que regresa, el ocaso en que termina, la tarde que se extiende, el sexo que sucede, el tiempo que se encarna en el reloj y que sigue su transcurso como un río que no tiene desembocadura ni principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario