Amor, quiero ser ese deseo que te nace de las ingles, querría ser el mismo tiempo que transcurre, nacer de ti, y amamantarme, ser en ti y disolverme, estar contigo, y afirmarme.
Soy en ti como ese amor que me renace, y siento sus partículas crecer dentro de mí, las siento diseminarse por mi piel y soy toda ese amor, la sangre de ese amor que me concierne.
Mi Amado, ves cómo los líquenes marchitan las piedras que los tocan, cómo se pudren en la ciénaga donde quise encerrar el dolor que la recorre.
Seré sólo el agua cristalina, el agua que es espejo, donde tus ojos reflejarán el cielo, y con el cielo reflejarán esa luna amante oscurecida en sus mitades. Y la miraré entera, como si nunca hubiera estado dividida, como si jamás menguase ni creciese, como si siempre fuera luna llena.
Amor, que me has dado la mirada, que me has dado mi cuerpo, sé que tienes frío, sé que te envuelve la escarcha, y yo soy esa lumbre pequeñita que quiere levantarse y arder entre tus labios, besar tu desnudez y escuchar muy dulcemente ese corazón que late entre los márgenes.
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