Amor, necesito tu piel y tu mirada, tus ojos en mis ojos, las hojas de los árboles reverdeciendo entre tus manos, las flores abrasando tus labios en mis labios.
Amor, necesito las huellas que dejas en mi cuerpo, desnudo de memoria, desnudo de las lágrimas que cicatrizaron en tu espejo.
Amor, el deseo es como un cisne que sabe morirá, que entre sus plumas encuentra el holocausto que ofrece con su canto. En su muerte alienta el espejismo del amor, el reflejo que ve en el agua que recrea su belleza, al amarlo se introduce en las profundidades y allí encuentra su propio corazón.
Es mi propio corazón el que te ama, el que desea, el que te piensa, el que te espera, y en esta espera esperanzada, en este encuentro, los astros se suceden.
Se suceden porque este amor es inexpresable. Porque invisible como es, se plasma en las palabras. Porque inasible, consigo que la sangre deje de brillar, y en tu semen las opacidades se dibujan, dándole a la tierra lo que es del cielo.
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