Amor, hay una línea blanca que crece en tus reflejos. Atraviesa mi camino, y allá voy, sabiendo como sé que me llevas a la muerte.
En mis aleluyas te amo más. Ayer no te amaba tanto y mañana seré aún más amante, mañana las rosas serán rosas futuras, enamoradas de ese azul que llueve por tus ojos.
Me llevas a la muerte y serás un ángel exterminador que aniquilará las huellas de ese fuego que se alzará entre las estrellas.
Amor, seré hiedra que envenenará los vasos de los muertos, seré la misma tierra que abrirá sus fosos, cubierta de oscuridad y de serpientes.
Mi corazón desaparecido me latirá en las ingles invisibles.
Tu transparencia será líquida. Me llevaré tu semen de recuerdo. Seré tu semen, los nudos de tu esperma, tu sal más primigenia.
Seré la lluvia, me oirás caer y me hablarás y yo misma te encenderé las velas, pulsaré tu reloj, te viviré y dentro de ti veré las flores que tu sangre le devolverá a mi cuerpo.
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