domingo, 20 de diciembre de 2015

Amanecen

Amor, amanecen las gaviotas. Nunca te fuiste, amor, por esos cielos en que vuelan las libélulas, en el aparecen mariposas como pájaros con alas de colores, inmersas entre pétalos y entre árboles con auroras como ángeles.
Amor, nunca te fuiste, y en tu regreso me das el amarillo de las lilas, el rojo de la savia, este cielo que es azul, como tus ojos.
Amor de cuevas escondidas, amor de los exterminios de las rosas, no quedará en alto ni un solo ramo de amapolas.
Amor que dulcemente amas, que escondes en tu seno los labios como besos, que imaginas las llamas levantadas y los juglares muertos de amor y derrotados en esa jungla en que los verdes eclipsan la esmeralda.
Amor que ciernes los espejos, amor que vives con los ojos del océano, dame la espuma de tu semen, dame la lava que te surge entre las piernas en un manantial sediento de mis aguas, albas que caen como erinias, noches que a sí mismas se suceden, cinturas de mares espesados al venir el frío, lluvias de plata, pieles en el sol amanecidas.

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