Amor, te colgaste de mis besos, aquellos que te di en las procesiones, cuando salían los santos y buscabas un lugar entre las tumbas, un lugar donde te dieran otro nombre, distinto de como te llamabas a mi lado.
Amor, en esos bosques donde nos llama la blancura, en esa luz que vemos y nos ciega, miro tus labios y son lluvia, un rumor donde la llama no se apaga, donde el fuego es siempre fuego y nunca llega la ceniza.
Amor que vienes y te llenas de la sustancia de la fe, que quemas en el incienso del dolor, dime si en mis manos puedes ver el deseo translúcido de esa tierra en que germinan los pétalos de las noches.
Amor, en la negrura viven los insectos. Se posan en los labios y les roban besos a las flores. Son oscuros, como el manantial de luz que ilumina a las estrellas.
Amor, te espera la luna en mi regazo para que nades en su mar, para que en esa sal lunática te adentres en el corazón más tembloroso que brilla por los cielos.
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