jueves, 24 de diciembre de 2015

El espíritu

Amor, me ha preñado el espíritu de palabras. Las llevo en el vientre, entre los pechos, en la sangre de mis ingles, en las uñas, en los pies que llegan a las alturas sin alzarse de este suelo que cobija mis visiones.
Amor, entre los árboles te sentí. Eras brisa y eras cielo que venía y me llamaba. Eras hoja y eras tierra que surcaba entre mis brazos, que me cubría todo el cuerpo, y con tus besos me nombrabas, me decías que era tuya y que por siempre lo sería, y yo quería entregarme a ese cielo que bajaba para encontrar en mí el amor más firme, más auténtico, el amor que es amor sobre todas las personas, sobre todos los verbos, y que se une más allá de la carne y que se expresa bellamente con el sexo.
Amor, que rozas mi intemperie, que vives en los barrancos al filo del abismo para salvar a los que caen. Amor, tu sombra es la luz de tus cabellos, tu sombra es la mirada de tus ojos, y en la claridad de tus pupilas se derrama toda el agua del silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario