Amor, esperarán las gaviotas. Esperarán que el mar silbe de nuevo con el aire que lo mira, y en el pico llevarán las flores que les di para sus alas.
En este día en que la luz se acaba, hay una luz más primigenia, la que se lleva entre las manos, la que sale de los labios y se entrega con los besos.
Amor, este rocío que tengo entre las ingles es un soplo de brisa que despierta, un piélago que se extiende de mi cuerpo hacia tu cuerpo, y en este corazón que se desnudó de sueños, que se te mostró en toda su inmensidad primera, vive una sangre aún no nacida, que terminará de latir cuando me muera.
Amor, que en tus entrañas dibujaste el espejismo de la divinidad, que en la noche te escondes e iluminas esa noche con el recuerdo de la luz, dime si en mis palabras encuentras la blasfemia, si soy hereje en este amor que me apasiona, si en el camino que se abre ante mis pasos palpitan las sombras que me esperan.
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