Amor, ¿qué se encierra en la penumbra? ¿Qué hay en el amor que es más oscuro que lo que se ve en los espejos? Me diste tus ojos para ver la mirada que escondía el desierto más arcano, lo que se dibujaba en las estrellas, lo que sucedía en mi vientre y abrasaba lo que late y es eterno.
Amor, llevo un océano en el pecho, una profundidad marina, un foso lleno de caimanes que devoran lo que el alma necesita, ese alumbramiento del delirio de creer en esta luz que veo a todas horas en un cielo que me impone la impotencia.
Amor leve como un pájaro, hondo como una fuente, manantial de vida para mis labios, mar que todo lo derrota, hasta la misma muerte que vendrá envuelta en Fénix.
Noche huida, deseo que atormenta hasta la misma cruz que lo concierne, púlpito que derrama rosas en los avatares del verbo, amor que eres amor y sangre de amor, latido de ese semen que resguardas en tu seno, que es para mí, para cuando me lo quieras dar, cuando quieras entregarme tu dolor y tu tristeza.
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