Amor, oscura palpita la densidad del frío. Entre luciérnagas la luz se me inmiscuye y me crece en los silencios. Las guadañas se afilan mientras tanto como circunvalaciones poderosas.
Amor, ves en este cielo dónde están las lilas, dónde la tierra las esconde. Hay un devenir en esas flores que anticipan las tinieblas: en el agua se marchitan y se mueren.
Amor, que te escabulles en la voces de una oscuridad tardía, que nombras aconteceres insensatos que transcurren en los ojos, dime si me estallas en los pechos, dime si en tu corazón llueve el musgo de tus besos.
Alma que sufres un suceder baldío, quédate en el suceso de las rosas, allí donde en la sangre se te nombra.
Amor de amplias madrugadas, que eres rocío, alba y aurora, que llevas en ti el amanecerse de los mansos, perdona mis palabras, perdona el sacrilegio de una comunión impía.
Amor breve que llenas la inmensidad del mundo, que eres tiempo y que al tiempo vuelves, dame tus horas más amargas, dame el límite donde mi cuerpo llora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario