Amor, en este otoño que nos crece, viene el sol y se amilana, y a cambio de su suavidad, nos da rosas y amarillos que caen por el cielo como el Fénix de memoria atardecida.
Me das el lecho, y vienes a buscarme. Estoy perdida en el zarzal, de vida ardiente, y la Voz me dice que me vaya, que luche junto a ti, y que me enamore.
Amor, en esta tarde en que sol huye, de tonos de noche que se cierra, te doy mi fuga, y en la fuga están los labios para el beso, y en las ingles están los labios para el beso.
Amor de rotaciones, que pulsas en el viento, que ardes a mi lado en una vela, que consigues llegar a lo más alto, allí donde el cielo nos responde con una respiración valiente.
Amor de brocales abiertos, te suspendes en los alrededores apasionados del dolor. Este amor adolece de tristeza, y en su imposibilidad nacen los nenúfares y los lotos.
Amor de agua, de lluvia amanecida, amor de tierra que se ennegrece en el arroyo, dime si escuchas mis palabras, dime si algún día me reconocerás en su existencia.
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