lunes, 30 de noviembre de 2015

Qué largo

Amor, qué largo es el silencio. El silencio es como un túnel alargado y muy oscuro, sin coches y sin trenes, presa de un olvido atroz, y abandonado. Así, cuando las palabras callan, pervive la negrura del instante en que todo se reposa.
En esa inmensidad sombría, apagada la luz en sus inicios, sobrevive el amor como un murciélago a punto de nacer, y en esa sangre que consigue pasa las noches esperando que el día no renazca para no verse perturbado por la luz.
El amor tiene esa parte oscura. A veces sus caminos son inexplorados. A veces transcurre con brío y con dulzura pero se encrespa y se encabrita, cambia y revoluciona el agua calma y la convierte en puro torbellino, en ansia indomable y peligrosa.
El amor nos pide a veces que demos nuestra vida, nos pide la entrega y la distancia en esa entrega, nos pide hasta la carne más amada, y si somos capaces, si somos lo suficientemente poderosos entregaremos hasta la última prenda valiosa que guardamos en el armario donde el alma es algo más que una palabra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario