lunes, 23 de noviembre de 2015

Los lobeznos

Amor, con esta lluvia se callan los lobeznos. Los cogí de la gruta cuando la loba murió y los amamanté entre mis pechos, desde esta carne que parece impía a los ojos de los hombres.
Amor, eran pequeños y peludos, y su dulzura era de milenios de cuevas y de asaltos a las cuevas.
Como un lobo, te acuestas a mi espalda. Como un lobo, me maldices, como si yo fuese un depredador que quisiera robarte el deseo y apropiármelo.
Amor, esos lobitos me crecen en las piernas, se me derraman como pétalos de luna, se me encienden como tempestades borrascosas que se olvidan de transitar en los anhelos.
Amor, quiero alimentar a toda mi manada, mientras yo me alimento de ti, de tus ingles y tus ojos con tus lágrimas.

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